19 Jul Apoyo familiar y orientación profesional: fórmula para el manejo de la depresión
La depresión suele ser el secreto de muchas familias. Es una enfermedad mental de curso autolimitado, lo que significa que puede desaparecer sola aun cuando no se le dé tratamiento.
Se manifiesta básicamente con síntomas de 3 tipos: invade la esfera emocional, por lo tanto la persona se siente triste, decaída, sin ganas de hacer cosas; invade la esfera cognitiva, por lo cual el afectado podría tener trastornos temporales de la memoria, problemas de cálculo, de concentración y de atención; e invade la esfera física, a través de dolores generalizados y trastornos gastrointestinales y en los ritmos biológicos, con serias repercusiones en el sueño y la función sexual. “Abarca varias áreas del funcionamiento personal y cursa principalmente con tristeza y sensación de incapacidad para hacer las actividades cotidianas”, describe el Dr. Wadalberto Rodríguez, presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría y especialista del Centro Médico Docente La Trinidad.
Hay personas apáticas, irritables o agresivas en razón de su personalidad, pero una persona muy tranquila igual podría, en un episodio de depresión, sentirse susceptible, inquieta, con dificultad para actuar social o individualmente con las personas. Temporalmente cambia la manera de conducirse del sujeto, mas no varía su personalidad: cuando salga de la depresión volverá a ser la persona que fue antes.
Nadie está libre de un cuadro depresivo. Emociones como el miedo conducen a vivir momentos difíciles y sentimentalmente duros. El apoyo profesional a la familia es el primer paso.
Atención a los Cambios
Es poco probable que quien se deprime perciba lo que le ocurre, dado que ésta es una enfermedad de evolución bastante lenta en la mayoría de los casos, o lo que es lo mismo: muy pocos pacientes se deprimen mucho en poco tiempo. Es un proceso gradual, por lo cual no se aprecian cambios notables a diario. Quienes más se percatan de tales modificaciones de conducta son las personas con quienes convive el paciente. En la consulta señalan que la persona está retraída y con actitud ausente: casi no habla, ni ríe, ni interactúa, ni comenta eventos de la cotidianidad. Permanece en su cuarto y se muestra irritable. Generalmente es un familiar quien le manifiesta al paciente los cambios que muestra.
Es posible evitar su aparición como muchas otras enfermedades, solo que el mecanismo de prevención de la depresión no supone tomar medicamentos ni consumir vitaminas. Está basada, esencialmente, en la higiene mental a través de una serie de conductas y técnicas que le permiten al sujeto deslastrarse de las cargas estresantes que lo invaden en la cotidianidad. “En la medida en que tengamos la capacidad para deshacernos de estrés diario, será más difícil deprimirnos”, advierte Rodríguez.
Depresión como Señal
“Hay tristezas que matan”, dicen. Algunas depresiones de extrema gravedad y no atendidas oportunamente pudieran ser letales. Tras mucho tiempo de evolución, un cuadro de depresión podría generar ideaciones de contenido negativo, de autoinculpación, que podrían luego convertirse en deseos de morir. Así, alguien podría eventualmente finalizar su proceso cometiendo suicidio; por fortuna, no es lo más frecuente dentro de las depresiones.
Algunas veces enfermedades como el Alzheimer o cualquier otra demencia degenerativa podrían comenzar manifestándose con síntomas depresivos. Ciertas depresiones de primera aparición o no, en personas mayores de 65 años, podrían ser el aviso de que la persona está iniciando un proceso de tipo demencial. En este grupo vulnerable, cualquier depresión debe entenderse como una posible señal de alerta y son los familiares quienes deben solicitar el acompañamiento temprano de un especialista.
Blanca García Bocaranda
CNP 620
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